Y de la nada, de la nada misma en la que algunos pierden un par de cosas, encontramos: pensamientos nuevos, renovadores, una pala para enterrar, un acantilado para tirar las mochilas. Manos para entregar, brazos para soportar y abrazar. Piernas para seguir andando, botas para soportar la mierda que a veces pisamos.
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