jueves, 16 de marzo de 2017

Nos enseñaron a tener paciencia 
nos enseñaron a no andar descalzos 
nos enseñaron a morir de viejos 
nos enseñaron a vivir a plazos 
nos enseñaron a guardar silencio 
nos enseñaron a temer la noche 
nos enseñaron que el placer es malo 
nos enseñaron a crecer a golpes 
nos prohibieron las cosas más hermosas 
ir al campo a robar brevas 
bañarnos en el verano con las mozas en la alberca 
y crecimos enfermizos faltos de aire y de besos 
llena la piel de preguntas que contestaba el silencio 
pero apareció la vida cuando moríamos de sed 
era una fuente su cuerpo que invitaba a los sedientos 
a beber, a beber. 
Probamos la dulzura de la carne 
supimos que aún estábamos a tiempo 
nos hartamos de besos, de manzanas, 
declaramos la guerra al sufrimiento 
nos quitamos la vieja piel a tiras 
renegamos de todo lo sabido 
prometimos pecar a manos llenas 
nos hicimos más tiernos y más niños.
 
Ahora, cada día tiene su fruto 
cada noche su secreto 
y el tiempo es una mentira 
que han inventado los viejos 
al arrancarnos las vendas 
que nos negaban el cuerpo 
descubrimos el presente 
que es lo único que tenemos 
y cantaremos la vida y no abriremos la puerta 
a la muerte mientras dentro del cuerpo quede una gota 
de deseo, de deseo.

lunes, 6 de marzo de 2017

Todavía eso.

Esto ya no va de versos,
de ilusiones sentidas
o mimos para los sueños.

Esto va de mi interior,
de mi corazón y sus restos.

De tu recuerdo en una risa,
de mi sonrisa en tu cuerpo.

Del camino de tu espalda a la mía,
del desayuno de tenerte.

Del estado y la agonía de saber
que ya no hay nada más.

Ni versos,
ni latidos,
ni rimas.

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