jueves, 8 de marzo de 2018

Dejate perder.

Así son los ciclos, no lo niegues ni lo adviertas. Dejate perder. Dejaste toda tu marca desparramada, el asunto todavía está caliente y es difícil darse cuenta. Pero cuando todo se afirme, cuando todo se enfríe, vas a ver que lo mejor que podías hacer era dejarte perder, y se van a dar cuenta de que perderte fue errado desde siempre, desde incluso antes de la consecuencia. Que te pierdan, que lo vean, que lo sientan.

No esperés un revoltijo afortunado, no esperés a que al fin se decida, no pierdas un solo segundo por alguien que te ve, que te sabe y que aún así lo piensa.

¿Cuánta duda se puede tener?
¿Qué tan autodestructivo es dejarte pisar la cabeza?
¿Cuánto más te van a retener?

Están como que probándote a ver cuánto aguantás. A medida que pasa el tiempo las cosas solas se certifican. Pero vos no estás para que duden, no seas el jueguito de nadie. Vos estás para que se te planten, para que te quieran rotx y te quieran enterx. Vos estás para una mirada firme, para un amor inamovible... y si seguís arrodillándote por una incógnita de mierda nadie va a poder encontrarte como merecés.

miércoles, 7 de marzo de 2018

Me despido con el fin de quererme aunque nunca nadie acá me contrató. Me desangro aunque sin sentencia. Me libero aunque sin cárcel. Me desenredo aunque sin cuerdas. Destapo mis ojos aunque sin vendas. Y dejo de quererte aunque con mucho amor. Te miento un poco y me lleno de verdad. Me aliviana algo que se va y que nunca me pesó. Mi fruto no está maduro y aún así caigo contra tierra firme hoy. Me voy para quererme, me voy para no volver. Se termina tu racha de suerte que pisaba mi pecho. Comienza mi racha de vida mientras suelto algo que nunca fue mío y que nunca quise mío. Me hacés mal, convertiste mi amor en maldición y monstruo. Esfumo el hechizo con la fuerza de un beso frío para sentir el calor de la distancia mientras camino y te volvés chiquito frente a mi espalda. No sos un mal tipo, tan sólo me hacés mal.