sábado, 25 de agosto de 2012


Y entendió que esa persona que tenía en frente suyo era lo más importante de su vida, que él era la única explicación, de aquella luz, de aquel sentir, de aquel cielo, de aquel invierno. Si él no estuviese ahí, no importaría que todos los ángeles del cielo descendiesen revoloteando para confortarlos, el Paraíso no tendría ningún sentido.
Sentíase plena, total,  con aquellas vibraciones recorriendo cada centímetro de su cuerpo. Ella tuvo la certeza de que, si corriese riesgos, era para experimentar un amor como jamás había sentido.
Era capaz de percibir cada movimiento, estaba completamente unida al mundo, con los cinco sentido conectados, era el reencuentro de si misma con el sentido de la vida. 
Había descubierto otro puente que unía lo visible a lo invisible, y nunca más iba a olvidar el camino.




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