viernes, 2 de enero de 2015

No se puede nunca terminar de entenderse a uno mismo. Se viven cientos de experiencias en la vida, junto a personas diferentes, unas buenas, otras fantásticas, unas que pasan de largo y otras que sin embargo, te marcan para toda la vida. No somos conscientes, o por lo menos yo me dí cuenta recién, de todo lo que puede llegar a moverte una persona.
 Hablo de lo que cada uno lleva dentro, emociones, sentimientos, odio, rencor, alegría, cariño, refugio, etc. Yo tengo algo que ahora mismo se revuelve a una velocidad incontrolable en mi. 
Como unos gestos, palabras, sonrisas, movimientos, maneras que tienen nombres y apellidos, lleguen a trastocar tanto mi mente, mi estado. No sé si es odio, tristeza o frustración. Lo que si sé es que es un imposible. Y no se encuentran las palabras para expresarlo.


Así, que agacho la cabeza una vez más y me voy...

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