lunes, 6 de agosto de 2012

Verano, Ooño - Brida de Paulo Coelho

En la noche de los tiempos, cuando fuimos separados, una de las partes quedó encargada de mantener el conocimiento: el hombre. El conocimiento siempre fue el poder que mantuvo al Universo en su lugar, y a las estrellas girando en sus órbitas. Esa fue la gloria del hombre: el conocimiento. A las mujeres, en cambio, se nos fue entregado algo mucho mas sutil, mucho mas frágil, pero sin lo cual todo el conocimiento no tiene ningún sentido: la transformación.
Es por eso que el suelo necesita a la simiente, y la simiente necesita al suelo. Uno sólo tiene sentido con el otro. Cuando el conocimiento masculino se une con la transformación femenina, está creada la gran unión mágica, la sabiduría. Sabiduría es conocer y transformar.
Toda la vida del hombre sobre la faz de la tierra se resume en esto: buscar su Otra Parte. No importa si finge correr detrás de la sabiduría, del dinero o del poder. Cualquier cosa que él consiga va a estar incompleta si, al mismo tiempo, no consiguió encontrar a su Otra Parte. Con excepción de algunas pocas criaturas que descienden de los ángeles, y que necesitan la soledad para su encuentro con Dios, el resto de la humanidad solo conseguirá la unión con Dios si en algún momento, en algún instante de su vida, consiguió comulgar con su Otra Parte.

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